Ser escritor, es más que un trabajo, se trata más de una vocación de toda la vida, pues siempre se está aprendiendo de forma constante y activa. Tengo un montón de borradores que están en una gaveta, esperando que algún día me termine de motivar y los continúe. Ayer era un día de nostalgia (bajo el ritmo de “i put a spell on you”, esa versión de Cincuenta Sombras de Grey con la voz de Annie Lenox), decidí revisar uno de los primeros borradores que hice hace algunos años, y me encontré con una figura antagonista que me causo mucha gracia, no por lo bueno que era, sino por lo mal villano que me había quedado. Aquí esta una lista de esos villanos que sin querer, terminan cayendo en villanos clichés.
1.- El Todo Lo veo, Todo lo Sé.
Es el villano que es tan súper poderoso que aunque la situaciones que viven los personajes protagonistas en el otro rincón del mundo, este posee un espejo, una bola de cristal, un cuervo o cualquier otra cosa, con la que se entera de lo más mínimo de la vida del protagonista.
Y no solo es eso, es un villano que hace todo a su forma y a su manera, cualquier otra, esta errada. Los pobres esbirros tienen que hacer maromas para complacer a estos villanos, y no solo eso, no escuchan excusas y le echan la culpa a sus esbirros por algo que estaba mal planeado desde el principio.
La realidad es que tienes que amoldar tu villano a la realidad, para que tenga verosimilitud y pueda el lector encontrar un punto de empatía y no sienta que tu villano es tan solo un chiste mal hecho.
2.- La Envidia hecha Persona.
Estos villanos los vemos en los cuentos de Disney, y están tan marcado dentro del subconsciente, que terminas escribiendo un personaje que odia al protagonista solo porque es más bello/a que él/ella, porque tiene a la chica que quiere, o porque el protagonista consiguió el trabajo y el no. Son personajes que aunque al principio se pueden ver atractivos, a mitad del libro el lector se aburre y pierde emoción, pues estos personajes suelen tornarse plásticos y sin matices.
Está bien que el villano sienta algo de envidia, y que esa sea parte de su motivación, pero no puede ser la motivación completa de él. Para que este tipo de villano pueda triunfar completamente, se tiene que mostrar con matices, con inseguridades, y fallas que justifiquen su envidia, y no solo eso, sino que añadir otras motivaciones para que vaya creciendo y evolucionando.
3.- El Problemático.
El villano que todo el mundo odia, no tiene amor de nadie, necesita ser aceptado y como no lo consigue se frustra y se vuelve tan maligno como el mal mismo. Este villano suele ser como un ratón en un laberinto, cada camino que toma es un choque y un obstáculo imposible de superar.
Representan el tipo de persona que es tan insegura que termina haciendo las cosas a su manera, siempre resultando en algo catastrófico.
Para el lector, esto hace que le tome cierta aversión a cada tropiezo que sufre, ninguna persona sufre tanto, ni tropieza tanto, en algún punto algo bueno le tiene que pasar. Este villano simplemente es un fatalista y pesimista, que en vez de atraer al lector simplemente gana su lastima.
4-. Las copias.
Son villanos parecidos a otros villanos, así de simple. No tienen personalidad propia y están en tu libro de cierta forma de relleno, no añaden conflicto ni trama, simplemente alargan lo que ya se ha visto. Son antagonistas menores, que se aprovechan del momento creado por el villano, pueden ser estos duendes que están trabajando a oscuras de su ama la Bruja Negra. Al lector esto en vez de añadirle emoción, solo lo aburre, porque ya lo ha visto.
Para evitar esto, tomate tu tiempo para elegir que personajes son los que van a participar en la historia que cuentas, el por qué están allí, que añaden a la trama, y los que no te satisfagan descártalos. Tus lectores te lo agradecerán.